domingo, 28 de noviembre de 2010

El autismo en el aula

Hoy os voy hablar sobre cómo tratar a un niño autista en el aula, espero que os sirva de ayuda si tenéis algún niño con este problema.
Existen gran variedad de métodos y técnicas que se usan en la educación de los niños autistas: muchos profesores usan una combinación de métodos; algunos intentan identificar un estilo de aprendizaje individual para cada estudiante y adaptan la actividad curricular y el material a ese estilo de aprendizaje. Por ejemplo, muchos niños con autismo son buenos aprendices visuales. Los profesores suelen utilizar dibujos, gráficos y representaciones visuales durante la enseñanza; cualquier material desarrollado para niños con dificultades de aprendizaje que sean buenos aprendices visuales será también útil para enseñar a niños autistas. Y también se usa material específico para niños con capacidades de aprendizaje a través del tacto (material de Montessori).
Los autistas tienen dificultades para generalizar conceptos, y para eso hay una técnica muy buena para compensar esta dificultad, que consiste en darles muchas oportunidades de practicar sus habilidades en situaciones reales, y no sólo con ejemplos figurados. Ejemplos: utilizar dinero real para enseñarles el manejo de éste; alimentos reales para enseñarles las comidas, la cocina y la nutrición; usar lugares públicos reales (tiendas, bibliotecas, etc.) para que aprendan pautas de comportamiento en sitios públicos; etc.
Una educación adaptada a los niños autistas puede disminuir los trastornos del comportamiento y el desarrollo de las capacidades útiles. El papel de la educación consiste en ayudar a los niños autistas a comprender mejor el ambiente social y alentar las capacidades necesarias hasta el límite de sus potenciales.
El educador debe utilizar sus conocimientos, su experiencia e imaginación para entrar en el mundo del niño autista y comprender lo que produce un niño feliz o infeliz, tranquilo o ansioso. Aunque los niños autistas tengan en común los trastornos fundamentales de la imaginación, de la comunicación y de las relaciones sociales, así como las actividades repetitivas estereotipadas, cada uno presenta sus propios déficits, sus capacidades, su comportamiento y su temperamento. Cada niño autista necesita un programa pedagógico adaptado.
Lo primero que hay que hacer es una cuidadosa exploración. A través de la observación directa del niño y de las entrevistas con los padres y también se debe hacer una exploración psicológica, que permita estudiar las capacidades viso-espaciales, el lenguaje, comportamiento social, capacidades de autonomía práctica, coordinación motriz y el desarrollo de las actividades imaginativas y creativas.
Antes de iniciar cualquier tipo de enseñanza se tiene que disminuir la agitación desorganizada tan frecuente en los niños autistas; su ambiente les debe dar seguridad, calma y confianza. Es necesario una observación profunda de cada niño durante un cierto tiempo para identificar los factores que provocan los trastornos del comportamiento, ya que si se conocen las razones es mucho más fácil encontrar las formas constructivas de actuación.
Se deben evitar las modificaciones de los hábitos del ambiente físico del niño, y los que sean necesarios se introducirán progresivamente. Se debe también prever que los niños autistas a veces no comprenden las órdenes verbales o de las situaciones sociales, ya que esto provocará más trastornos en su comportamiento. Hay que evitar también los sonidos demasiado fuertes, puesto que asustan al niño. Otra cosa que puede ocurrir es que el niño tenga un acceso de cólera por razones desconocidas, no existiendo medio de detenerlas. Lo único que puede hacer el adulto en estos casos será estar tranquilo y transmitir seguridad.
Cualquier actividad que forme parte del repertorio del niño necesita ser repetida varias veces, por eso la repetición es una de las técnicas eficaces utilizadas por los educadores.

Para llevar a cabo un adecuado aprendizaje de las capacidades prácticas, hay que tener en cuenta que durante la educación del niño autista es esencial empezar en un nivel inferior al desarrollo real, ya que así el educador se asegura de que el niño empiece con éxitos, dándole al niño unas asociaciones placenteras.
Un problema educativo constante es la incomprensión por parte del niño autista de la significación de las comunicaciones verbales y no verbales. Cualquiera que sea su nivel aparente de capacidad, la mayoría de estos niños tienen unas débiles posibilidades de atención, sobre todo para una nueva información. Al menos una vez al día son necesarias las lecciones particulares individuales, aunque también es importante que el niño trabaje en grupo. Y es bueno enseñar al niño actividades de la vida cotidiana, aunque esto no resulte fácil para él. Los niños autistas que tienen muy poca capacidad de imitación pueden ser ayudados mediante la demostración de las acciones requeridas.
Los trastornos de la comprensión pueden mejorarse mediante el uso de la palabra. Se pueden dar órdenes simples guiando físicamente al niño a través de movimientos apropiados (sentarse, acercarse...). La complejidad de las órdenes va aumentando en función de los progresos del niño; para un nivel más elevado se pueden usar las demostraciones prácticas y los dibujos para el aprendizaje de la comprensión del lenguaje.
La música puede servir de ayuda para el lenguaje. El desarrollo del lenguaje debe ser una actividad agradable para el niño. Se deben animar y apoyar la comprensión y la expresión durante las actividades cotidianas, principalmente las que utilizan las asociaciones agradables como la preparación de comidas, alimentación, viajes...
Hay tres principios muy importantes:
-El educador debe tener en cuenta siempre el nivel exacto de la comprensión del niño y adaptar su propio lenguaje, modificándolo muy progresivamente.
-Cuando se habla con un niño autista hay que hacerlo de una forma clara y bastante lenta, dejando al niño el tiempo necesario para aprender el significado de sus palabras.
-Como el nivel de atención del niño fluctúa, se tiene que “conversar” con él cuando éste esté interesado y no cuando se distraiga.
Cuando un niño autista repita constantemente las mismas preguntas, lo mejor es contestar sólo una vez a ellas, ya que resulta un método bastante eficaz. En cuanto a la comunicación no verbal, la significación y utilización de las expresiones faciales y de los gestos tienen que aprenderse mediante espejos, fotografías y registros en vídeo. Pero desgraciadamente suelen existir tantas dificultades para los signos como para el lenguaje.

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