"La educación inclusiva no será posible sin los recursos necesarios para ello". Así de claros se muestran los padres de niños con Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGA) y Trastorno del Espectro Autista (TEA), que han decidido crear una plataforma para luchar por los derechos de sus hijos y de niños con otras necesidades educativas especiales (NEE) en los colegios públicos ante «la falta de inversión para dotar a los centros escolares de especialistas».
Y los recursos no son otros que personal cualificado para atender a estos menores, según explica Francisco Arjona, portavoz de esta plataforma. Según denuncian, faltan profesores de Pedagogía Terapéutica (PT), expertos en Audición y Lenguaje (AL), educadores y monitores que ayuden a los niños en sus necesidades más básicas como ir al baño, acompañarles en el transporte escolar o asistirles en el comedor. Y esta carencia de medios afecta tanto a la educación inclusiva, es decir, la modalidad en la que los niños se encuentran escolarizados en un aula ordinaria aunque precisen horas de refuerzo; como a la del aula específica.
«Nuestros hijos deben contar con una persona que esté pendiente de ellos, que les cambie si tiene problemas de control de esfínteres o les acompañe al baño, velen por ellos en el recreo y el comedor; pero actualmente carecemos de personal, sobre todo de educadores y monitores, así que todo depende de la buena voluntad del profesor del aula ordinaria, que tiene que atender a otros 24 niños y se ve sobrepasado, dice Arjona.
El número de niños con NEE por aula se fija por ley en tres máximo por clase. Los orientadores son los encargados de valorar a los niños y de establecer la modalidad de educación (inclusiva o específica) en función de la gravedad de los casos. Actualmente, hay unos mil menores con necesidades educativas especiales escolarizados en centros públicos y concertados por provincia, según los datos que maneja la Delegación de Educación.
En esta cifra se incluyen discapacidades, niños con riesgo de exclusión social, superdotación y dificultades de aprendizaje. Precisamente, estas realidades tan dispares provocan nuevos conflictos. «La escasez de medios hace que los orientadores, volcados en atender a los niños con NEE, no detecten problemas en alumnos teóricamente 'sanos', y sabemos que la valoración precoz es fundamental para estos menores», continúa Francisco Arjona. En muchos casos, si padres y pediatras tampoco lo detectan, pasan años hasta que se descubre.
Creo que este tema es bastante importante y serio, ya que entiendo que los padres cuyos hijos sufren esta serie de discapacidades estén cansados y dolidos de que muchos de los colegios no dispongan de personal cualificado para ello.
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